Descreídos Martes, 4 agosto 2015

Guía para la Apostasía: ¿Qué hacer si quiero salir oficialmente de la iglesia?

Sincerar nuestras creencias y hacer una declaración activa de las mismas no es un trámite que muchos estén dispuestos a hacer. Porque toma tiempo, porque no aporta valor, porque “¿para qué?”. Desmitifiquemos la apostasía.

Te la hacen difícil.

Te la hacen difícil.

Escribe: MBA Luis A. Gregorio – Miembro de la SSH

¿Por qué sincerar nuestras creencias?

Muchas veces nos quejamos de que los políticos toman decisiones por nosotros, pero no hacemos nada por cambiarlo. Y llegué a la conclusión de que esto no cambiaría hasta que yo mismo hiciese algo al respecto.

Aunque el activismo no es muy bien visto en nuestro país, he decido promover una campaña para que cada persona sincere sus creencias. Tengo como gran motivación la reciente entrada en vigencia de la Ley de Protección de Datos Personales (Ley 29733) y su reglamento (el 003-2014-JUS), en los cuales básicamente se dice que ninguna institución, estatal o privada, puede mantener datos sensibles de una persona natural sin su expresa autorización. Y pocas cosas son tan sensibles como nuestras creencias (o descreencias) religiosas.

A pesar del esperado rechazo de muchos internautas defensores de sus creencias, considero que esta campaña es positiva por muchas razones: es una oportunidad para conversar con nuestra familia, amigos y conocidos sobre un tema serio y a la vez trivial. Trivial es constatar que la mayoría de las personas que conocemos pertenece a una religión sólo de nombre, e incluso los autollamados “practicantes” pasan por alto las doctrinas eclesiásticas más conflictivas. Serio es darse cuenta de que casi ninguno de ellos se considera responsable de mantener a la iglesia en un lugar privilegiado como “referente de opinión”.

Y esa es una razón de fondo, porque la iglesia esgrime su gran cantidad de registrados (bautizados) como argumento para los privilegios inaceptables que recibe por parte del Estado. He escuchado a muchos creyentes despotricar contra su Cardenal por diversas razones. Pues bien, políticamente esta es la forma de no quedarse en palabras: salir oficialmente de los registros eclesiásticos, y disminuir el bulto que usa como sustento de su poder.

Unos rechazan el activismo, otros rechazan el abuso.

Unos rechazan el activismo, otros rechazan el abuso.

¿Cómo empezar?

Es bastante sencillo. Sólo tienes que presentar una carta simple para solicitar que todo registro tuyo sea retirado de la institución. Para que esta se vea obligada a hacerlo, es mejor realizarlo por vía notarial (que tiene un costo nada significativo). Para simplificar las cosas, en el siguiente enlace tenemos un formato que se puede usar:

http://ssh.org.pe/formato-apostasia

Basta descargar ese documento, incorporarle los propios datos, imprimirlo y llevarlo al notario más cercano para que lo reformatee y lo deje listo. La propia notaría enviará un mensajero con un cargo por la carta.

La carta deberá llegar al Arzobispado de Lima, Jr. Chancay N° 282, Cercado de Lima.

Vale la pena.

Vale la pena.

¿Se ha intentado antes?

Sí. Existe memoria de algún intento de apostasía colectiva, pero la iglesia lo rechazó por el tecnicismo de que el trámite es individual, no colectivo. Por eso la importancia de usar las redes ahora, para que cada uno se haga cargo y no pueda haber pretextos. Si fuiste bautizado y no te consideras parte de la iglesia, súmate a esta campaña, envía tu carta y no olvides de escribir con el hashtag #Apostasia.

Por otro lado, es probable que el proceso no transcurra con mucha rapidez, e incluso es probable que la iglesia busque pasarlo por alto a pesar de incurrir en falta ante la ley mencionada más arriba. Por ello es importante esta clase de activismo, para convocar a más personas y hacer visible esta acción.

De modo que este es un primer paso. Que se tome como una pequeña contribución a una causa en la que creemos, como un acto de conciencia, como la muy razonable exigencia de ser contabilizados del lado correcto de nuestras creencias, y al mismo tiempo dejar de ser contados en el lado equivocado.