Descreídos Martes, 1 septiembre 2015

Ética sin Dios: ¿En qué creemos los humanistas?

Para Epicuro, la felicidad se logra aquí y ahora, en esta vida.

Para Epicuro, la felicidad se logra aquí y ahora, en esta vida.

Escribe: Helmut W. Kessel, presidente de la Sociedad Secular Humanista del Perú

 

¿Qué es el humanismo secular?

El humanismo es una corriente filosófica que otorga especial importancia a los intereses, los valores y la dignidad humanos, y sostiene que la problemática de la humanidad se resuelve mediante el razonamiento humano, la lógica, la experiencia humana, la evidencia y la capacidad innata del ser humano de discernir entre el bien y el mal.
La adición de la palabra “secular” implica que no tomamos en cuenta la revelación divina al considerarla inexistente, y rechazamos la noción de que las formas de vida en sociedad deberían ser dictadas por algún ser sobrenatural o divino, o por el dios mítico de algún pueblo primitivo de nómades de la edad de bronce en el Medio Oriente. Secular implica también que abogamos por la separación entre la religión y el gobierno (el Estado secular). Más que una ideología que codifica recetas dogmáticas, el humanismo secular es una manera de pensar; una forma distinta de ver el mundo.

El símbolo internacional del humanismo es el hombre con los brazos levantados.

El símbolo internacional del humanismo es el hombre con los brazos levantados. Esta es nuestra versión peruana.

 

En su libro Humanism, Stephen Law divide el humanismo secular en siete conceptos fundamentales:

  1. La ciencia y la razón son herramientas invaluables que pueden ser aplicadas en todos los ámbitos de la vida. Ninguna creencia o fe está por encima del escrutinio y de la crítica racional.
  2. Los humanistas son por lo general agnósticos o a veces ateos. Son escépticos acerca del dios cristiano o dioses en general. También acerca de ángeles, demonios y otros seres sobrenaturales.
  3. Los humanistas no creen en el cielo, el infierno o el purgatorio, y en su mayoría tampoco creen en la reencarnación, sino en que esta vida es la única que tenemos y hay que aprovecharla. Esta posición escéptica no es dogmática de fe, sino el resultado de haber sometido dichas creencias sobrenaturales al escrutinio crítico y concluido que no se sostienen.
  4. El humanismo está comprometido con la importancia del valor moral. Los humanistas creen que la ética debe respaldarse en el estudio de la naturaleza humana y en aquello que puede ayudarnos a progresar y florecer en este mundo. Los humanistas rechazan el concepto de que no puede haber moral sin un dios, y el concepto de que no puede haber bondad en el ser humano sin una religión que lo guíe. Los humanistas ofrecen justificaciones morales y argumentos basados en conceptos que no toman en cuenta a la autoridad religiosa o el dogma.
  5. El humanismo enfatiza nuestra autonomía y responsabilidad moral individual. Hacer juicios morales es nuestra responsabilidad y debemos aceptarla, en lugar de endilgarla a una autoridad externa (como un líder político o religioso) que formule esos juicios por nosotros. Los humanistas abogan por técnicas de educación moral que enfaticen esta responsabilidad, nos armen con las habilidades que necesitamos para desarrollarla, y que promuevan el pensamiento crítico e independiente.
  6. Los humanistas creen que nuestras vidas tienen sentido sin necesidad de que este haya sido dispuesto por un dios, y que somos nosotros quienes le damos sentido. Las vidas de personajes como Grau, Demócrito, Da Vinci, Einstein, Kant o Chaikovski fueron significativas, ricas y con mucho sentido para la humanidad, haya un dios o no.
  7. Los humanistas son secularistas, en el sentido de favorecer una sociedad abierta y democrática en donde el Estado mantiene una posición neutral respecto de la religión, y donde este protege la libertad de sus ciudadanos para apoyar, unirse, rechazar o criticar creencias religiosas o no religiosas. Los humanistas se oponen a la coerción religiosa, así como también a la coerción antirreligiosa (como la que sucedió en ciertos Estados totalitarios del siglo XX), y abogan por las libertades de pensamiento y de expresión.

 

Dicho por Bertrand Russell en una entrevista en 1959.

Dicho por Bertrand Russell en una entrevista en 1959.

Por otro lado, el humanismo no se preocupa sólo del bienestar de los seres humanos. Creemos que el bienestar de otras especies es también importante, así como el cuidado de la naturaleza. Los humanistas no creemos en el consumo desmedido, pues somos conscientes de que el planeta tiene recursos finitos, y de que los humanos tenemos la capacidad de destruirlo si no encontramos formas sostenibles de suplir nuestras necesidades. Como humanistas, además, creemos que dañar la biósfera constituye una agresión indirecta contra otros seres humanos en otras partes del planeta, pues esto los perjudica y pone en riesgo su integridad de diversas maneras.
Stephen Law pone el concepto del humanismo muy claro cuando explica que los religiosos son escépticos sobre las creencias en muchos dioses (Júpiter, Shiva, Zeus o Ra), mientras los humanistas seculares van un paso más allá y cuestionan las creencias en “uno o dos más”.
Law enfatiza correctamente que el humanismo apela a las grandes preguntas de la vida: ¿qué es real?, ¿qué es moralmente bueno o malo y por qué?, ¿qué le da sentido a la vida? y ¿cómo podemos ordenar mejor nuestra sociedad? Estas preguntas son normalmente examinadas desde un punto de vista religioso, pero la religión no posee un monopolio sobre ellas. La filosofía crea el ámbito más adecuado para examinar dichas preguntas, las cuales ya estaban siendo estudiadas y contestadas mucho antes del cristianismo.
Los seres humanos debemos hacer nuestros propios juicios morales y no delegarlos ciegamente a autoridades o religiones, en gran parte porque corremos el riesgo de convertirnos en un títere o arma manipulada por personas o instituciones.
Los humanistas seculares y los religiosos estamos en desacuerdo sobre muchos temas fundamentales, pero hay una infinidad de temas éticos en los que sí concordamos, y existe mucho potencial de trabajar juntos para lograr objetivos comunes.

La separación entre Iglesia y Estado es un concepto que hoy todavía es ajeno a varios sectores de que dirigen las políticas de nuestro país.

La separación entre Iglesia y Estado es un concepto que hoy todavía es ajeno a varios sectores que dirigen las políticas de nuestro país.