Descreídos Jueves, 24 septiembre 2015

La pena de muerte y la Biblia. ¿Qué otras razones tendría Humberto Lay para querernos ejecutar?

Para Humberto Lay, no hay contradicción entre aplicar la pena de muerte y lo que le enseñó la Biblia.

Escribe: Helmut W. Kessel, presidente de la Sociedad Secular Humanista del Perú

Esta semana en El Comercio, el candidato presidencial / pastor evangélico / congresista / teócrata Humberto Lay nos dio a entender de manera vívida la imagen del Perú bajo un gobierno suyo, al ventilar abiertamente sus planes de legalizar la pena de muerte amparado en los códigos legales del Antiguo Testamento. Entre otras cosas, en su entrevista él aboga por modificar la Constitución e incluso retirarse del pacto de San José para poder ampliar la pena de muerte más allá de simplemente “traición en tiempo de guerra”.

¿Pero hasta dónde la quiere ampliar? Parecería que el Sr. Lay desea fundar una especie de República Fundamentalista Cristiana del Perú (RFCP), en la cual las leyes y regulaciones se basan en la Biblia. Veamos qué otras leyes brillantes nos traería un gobierno del presidente Lay para poder aplicar la pena de muerte que tanto defiende, claro está, si siguiera usando como criterio único que la ley “no se contradice con la Biblia”:

  • En la RFCP, el presidente Lay podría promulgar con la ayuda de su mayoría fundamentalista en el congreso, una ley que aplicara dicha pena también a los adúlteros: lo dice Dios en Deuteronomio 22,22. Así que ya saben todos los señores qué les esperaría si le sacan la vuelta a su mujer en un gobierno de Humberto Lay.
  • Bajo el presidente Lay, asumimos que si una mujer no llegara virgen al matrimonio, también sería merecedora de la pena de muerte: Deuteronomio 22,20. Podemos predecir que el Perú se quedaría casi sin mujeres al final de su mandato, y se generaría una crisis de refugiadas que huirían desesperadamente a campos en Bolivia y Ecuador.
  • Y ni qué decir de los adolescentes hombres, a los cuales se ejecutaría en caso se emborracharan o se rebelaran ante sus padres: Deuteronomio 21,18. Combinado con el párrafo anterior, en menos de cinco años nos quedamos sin juventud.
  • Pobre del que desobedezca a un juez o a un sacerdote inquisidor, pues en lugar de irse a la carceleta, el presidente Lay lo podría enviar directo a la ejecución: Deuteronomio 17,12. Según su entrevista del lunes, un juez es además “el vengador de Dios”.
  • Que se cuiden los homosexuales, quienes serían enviados al paredón de fusilamiento sin chistar: Levítico 20,13. Recomendamos a Carlos Bruce mantenerse alejado del congresista Lay en los pasillos del congreso, no vaya a decidir tomar la “ley” bajo sus propias manos.
  • A nadie se le ocurra trabajar el sábado con Lay como presidente, pues también hay pena de muerte para eso: Números 15,32.
  • Las brujas, espiritistas y médiums serían también el blanco de la ira del presidente (por más que las brujas de verdad no existan): Éxodo 22,18 y Levítico 20,27. Cuidado, Agatha Lys, que la pena de muerte también estaría reservada para ti.
  • Asumimos también que durante el “Layato” se promulgaría la pena de muerte por blasfemia: Levítico 24,13. Aquí terminaría yo también, y toda la Sociedad Secular Humanista, en los campos de refugiados en Bolivia.
  • Y no olvidemos a los apóstatas, aquellos que osan cambiarse de religión o dejarla totalmente, pues ellos también serían ejecutados: Deuteronomio 13,6. En este pasaje bíblico especialmente detestable, Dios ordena a los padres a asesinar a sus hijos y esposas si estos sugieren cambiarse de religión. Ordena que no se les tenga piedad, y que su mano sea la primera en tirar la piedra para matar al familiar. ¿Qué lindo, no?

 

La modernización del Perú está en marcha.

La modernización del Perú está en marcha.

Y si un futuro presidente Lay sigue usando el mismo criterio absurdo, podemos esperar de su gobierno bastantes otras perlas:

  • En la RFCP, el presidente Lay promulgaría una ley que obligaría a las mujeres violadas a automáticamente casarse con el violador esperpéntico, en caso hayan sido vírgenes al momento de la violación y no hayan estado prometidas a ningún otro hombre. Así lo dice Dios en Deuteronomio 22,28.
  • Podríamos asumir también que volvería a legalizar la esclavitud y el comercio de personas, tal como Dios lo instituye claramente en la Biblia: Éxodo 21,2 y 21,4. Incluso tendríamos una hermosa ley, bien definida bíblicamente, que nos explica el mecanismo para vender a nuestras hijas a la esclavitud: Éxodo 21,7.
  • ¿Prohibiría también el presidente Lay los tatuajes, aunque tuviera que encarcelar a la mitad de la selección de fútbol? Levítico 19,28.
  • Y si tanto le gusta la pena de muerte al Sr. Lay por estar en la Biblia, asumimos que también es fan de la pena de exilio, aplicada a diversos “crímenes”, como el tener sexo mientras la mujer está con la regla: Levítico 20,18. Nos preguntamos a dónde exiliaría el presidente Lay a todos estos criminales. Quizás podría reabrir el Frontón.

Y todo esto es sólo una muestra de lo que uno puede encontrar entre los versos de la “palabra de Dios”.
Dejando de lado el sarcasmo, si el señor Lay usa la Biblia para justificar la pena de muerte, va a tener serios problemas después para trazar la línea de qué crímenes castigar con la pena capital, pues todo lo descrito arriba también “está en la Biblia”. Si quiere que tomen en serio sus propuestas, debe buscar criterios lógicos amparados en evidencia, experiencia humana y los derechos de las personas. Y encima de todo, el pastor Lay tiene el desatino de pretender legalizar dicha pena en un país con un poder judicial como el nuestro.
Antes de hablar semejantes barbaridades, el pastor debería ponerse a pensar que en pleno siglo XXI no puede pretender imponernos aspectos de un código penal basado en el folklore y las leyes abyectas de nómades primitivos del desierto en el Medio Oriente de la Edad de Bronce. La humanidad también ha evolucionado moralmente desde aquellas épocas. ¿Queremos un código penal basado en un libro como ese?

Muy civilizado.

Muy civilizado.

Recordemos que el nombre de su partido (Reconstrucción Nacional) hace referencia a la ideología del Reconstruccionismo Cristiano, una de sus principales inspiraciones. Esta es una ideología extremista que aboga por la instauración de una teocracia y la restauración de la ley mosaica (de la cual salen todas las joyitas descritas arriba). Es decir, un gobierno brutal y tiránico, donde se ejecuta a las personas por no obedecer los dictados religiosos totalitarios del déspota de turno y de una élite religiosa intocable y absolutista. La entrevista de Humberto Lay del lunes clama Reconstruccionismo Cristiano a gritos. Por más que sepamos que Lay no va a perseguir apóstatas y una realidad «reconstruccionista» es altamente improbable en el mundo de hoy, ¿queremos realmente tener un gobierno, o siquiera una bancada congresal, con una ideología así de peligrosa?