Descreídos Martes, 8 noviembre 2016

MEGAPOST – La charlatanería que promociona Julio Rosas para tratar de convertir gays

Escribe: Helmut Kessel, pdte. de la Sociedad Secular Humanista

Para poder entender por qué las ‘terapias reparativas’ que promociona el congresista Julio Rosas no son más que charlatanería y sebo de culebra, es necesario entender la diferencia entre ciencia y pseudociencia, en especial aquella pseudociencia basada en dogmas de fe. Recordemos que hace poco más de una semana, Rosas organizó una charla en el Congreso donde puso como ponente al psicólogo mexicano Everardo Martínez, especialista en estas ‘terapias reparativas’ que prometen al ‘paciente’ cambiar su orientación homosexual por una heterosexual. Es decir, promete una ‘cura’ contra la homosexualidad como si fuera una enfermedad que requiere de tal.

Julio Rosas no se conforma con querernos zampar la Biblia en la ley, ahora también quiere echarse a convertir gays.

Julio Rosas no se conforma con querernos zampar la Biblia en la ley, ahora también quiere echarse a convertir gays.

Ciencia vs. Pseudociencia: 

Una terapia que promete algo tan extraordinario como un cambio radical de orientación sexual, requiere de evidencia extraordinaria para ser considerada una terapia legítima. Lamentablemente para Julio Rosas, tal evidencia no sólo no existe, sino que apunta hacia exactamente lo contrario: la homosexualidad (y la sexualidad en general) se puede reprimir, pero no cambiar.
Y evidencia es precisamente lo que la ciencia requiere para validar cualquier hipótesis. La ciencia se adapta y publica sus resultados en base a la evidencia que el tiempo y los investigadores van produciendo. La fe religiosa, por el contrario, tiene textos sagrados y dogmas inalterables que sus defensores toman como premisas a priori, y luego intentan adaptar, torcer, tergiversar o ignorar la evidencia para que ésta se acomode a dichos textos y dogmas que consideran inerrantes. No importa cuánta evidencia se produzca que contradiga dichos dogmas, los acérrimos defensores de la fe descartarán o acomodarán esta evidencia para que el dogma (y en muchos casos la doctrina) permanezcan inalterados.

Así una lesbiana se convierte en heterosexual, en el mundo de fantasía de Julio Rosas.

Así una lesbiana se convierte en heterosexual, en el mundo de fantasía de Julio Rosas.

Cuando se intenta postular una teoría científica basada en premisas a priori que provienen de revelaciones divinas, y dichas revelaciones y dogmas no se cuestionan como parte del proceso, nos encontramos ante un clarísimo ejemplo de lo que se conoce como pseudociencia: una teoría que aparenta ser científica, utiliza terminología científica y es postulada por expertos con títulos, pero que no ha sido producida ni comprobada con rigor científico y toma premisas falsas o sin respaldo como base. Las terapias reparativas de Julio Rosas entran en esta categoría junto con la astrología, el creacionismo, la ufología, la cromoterapia o la rumpología (el método de analizar la personalidad y leer el futuro de las personas en base a la forma de sus nalgas).

No todos toman las pseudoterapias tan cool...

No todos toman las pseudoterapias de forma tan cool…

 

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Sr. Rosas, ¡no nos quiera retornar al oscurantismo de la psiquiatría, por favor!

Sr. Rosas, ¡no nos quiera retornar al oscurantismo de la psiquiatría, por favor!

El origen de las terapias nefastas:

Pasemos a analizar por qué las terapias reparativas son pseudociencia, y un tipo de pseudociencia muy peligrosa además. Para comenzar, las organizaciones psicológicas que promueven las terapias reparativas están todas asociadas a grupos religiosos, en particular cristianos evangélicos. Es decir, no son organizaciones científicas, pues parten de la premisa a priori de que la homosexualidad es pecaminosa y un rechazo al plan de Dios, que además es el creador del hombre y del universo. Si Dios prohíbe la homosexualidad y la considera una abominación como dice en el Levítico, se concluye que ésta es una elección del hombre que reta directamente las órdenes dadas por el creador, y no una condición humana natural, pues Dios no podría haber creado personas homosexuales para luego prohibirles que lo sean. Partiendo de aquello, esta teoría pseudocientífica concluye que la homosexualidad necesariamente tiene que poder ser alterada, y no hay evidencia que los pueda convencer de lo contrario.

A la Biblia se le ha dado mejores usos también...

A la Biblia se le ha dado mejores usos también…

Julio Rosas y Everardo Martínez creen que con la oración uno puede cambiar su orientación sexual.

Julio Rosas y Everardo Martínez creen que con la oración uno puede cambiar su orientación sexual.

El doctor que trajo Rosas y los detractores de alto vuelo: 

El Dr. Everardo Martínez, psicólogo mexicano que dio la charla de Julio Rosas, trabaja en la organización mexicana VENSER (www.venser.org), institución de corte religioso evangélico que se especializa en estas terapias. Este señor y su organización, están ligados a la NARTH, una institución del mundo cristiano evangélico de Estados Unidos que se especializa en ‘estudiar’ la homosexualidad, y que es la que más literatura pseudocientífica produce sobre el tema. La NARTH es conocida por su falta de seriedad y su sesgo religioso, y está totalmente desprestigiada en el mundo académico y el mundo de la salud. Según su propia página web, Martínez se capacitó en la NARTH para dar estas charlas. Es decir, este señor está claramente sesgado por el pensamiento religioso y sus prácticas no tienen el respaldo de ninguna institución seria de salud mental en ninguna parte del mundo.

No nos traigan charlatanes de fuera, suficiente tenemos con los locales.

No nos traigan charlatanes de fuera, suficiente tenemos con los locales.

Por 37 años la institución Exodus International, al igual que VENSER y Everardo Martínez, se dedicó a las terapias reparativas tratando de cambiar homosexuales a través de la psicoterapia y la oración. Por décadas Éxodus fue el referente mundial en el tema, hasta que su presidente Alan Chambers, el gran gurú de las terapias reparativas, salió en 2013 a pedir disculpas a la comunidad homosexual y cerró la institución, pues acepta que las terapias son dañinas y no funcionan. Este es un pequeño ejemplo de sus propias palabras, las cuales pueden encontrar con una simple búsqueda en Google:

  •  “Me disculpo por el dolor y el daño que han experimentado tantos de ustedes. Siento mucho pesar de que tantos hayan pasado años atravesando sensaciones de vergüenza y culpa cuando sus atracciones nunca cambiaban. Siento mucho el haber promovido esfuerzos de conversión de la orientación sexual y teorías reparativas de la orientación sexual…”
  •  Sobre el futuro de Exodus: “Cualquier bien que podríamos haber hecho en el futuro habría sido opacado por las historias reales de trauma y de vergüenza. Decidimos que no podíamos hacer otra cosa que cerrar la institución”.
Leelah Alcorn, la adolescente trans que inundó las noticias en EEUU. Se suicidó tras ser forzada por sus padres conservadores a pasar por una de las terapias que promociona Julio Rosas.

Leelah Alcorn, la adolescente trans que inundó las noticias en EEUU. Se suicidó tras ser forzada por sus padres ultra-conservadores a pasar por una de las terapias que promociona con algarabía Julio Rosas.

También declaró que “no hay cura para la homosexualidad” y que “las terapias reparativas ofrecen falsas esperanzas a algunos homosexuales” y que “pueden llegar a ser muy dañinas”.

  •  Dijo también que “virtualmente todos los ‘ex-gays’ que ha tratado y conocido aún sienten atracción homosexual, incluido él mismo”.
  •  En una entrevista refiriéndose a los llamados ‘ex-gays’ dijo que “cualquiera que diga que no tiene atracciones homosexuales, está faltando a la verdad”.
Alan Chambers, el gurú de las 'terapias reparativas' pidió disculpas a la comunidad homosexual al admitir que no funcionan y hacen daño.

Alan Chambers, el gurú de las ‘terapias reparativas’ pidió disculpas a la comunidad homosexual al admitir que no funcionan y hacen daño.

¡Y este señor era el máximo proponente de estas terapias! Pero Alan Chambers no es el único gurú en salir a desmentir la charlatanería de las terapias que promueve irresponsablemente el congresista Rosas. Por años, los proponentes de estas terapias han defendido su eficacia citando un estudio del conocido psiquiatra Dr. Robert Spitzer, que supuestamente prueba que la orientación sexual sí se puede cambiar. Pero en el 2012, el mismo Dr. Spitzer retractó públicamente su estudio y pidió que se le considere inválido. Aceptando hidalgamente las críticas del mundo académico a su metodología y sus conclusiones, dijo:

  •  “Los resultados sólo pueden ser considerados evidencia sobre lo que los entrevistados dicen sobre sus sentimientos, pero nada más”. “No hay manera de saber si los participantes del estudio estaban siendo honestos”. En otras palabras, no hay evidencia de que hayan cambiado, sólo de que dicen haber cambiado.
  •  “Las críticas a mi estudio son mayormente correctas”
  •  “Creo que le debo unas disculpas a la comunidad gay, porque mi estudio hacía aseveraciones no-comprobadas sobre la eficacia de las terapias reparativas. También pido disculpas a cualquier gay que perdió tiempo y energías pasando por algún tipo de terapia reparativa, por creer que yo había comprobado que las terapias funcionan…”
El doctor Spitzer, quien pidió disculpas a los gays tras retractar su propio estudio por estar mal hecho. Los proponentes de las terapias reparativas aún lo siguen citando como si fuera válido.

El doctor Spitzer, quien pidió disculpas a los gays tras retractar su propio estudio por estar mal hecho. Los proponentes de las terapias reparativas aún lo siguen citando como si fuera válido.

¿Que dice la ciencia de verdad? 

Pero no nos tenemos que conformar tan sólo con lo dicho por los señores Chambers y Spitzer; basta con leer lo que dicen aquellas instituciones que sí se basan en la ciencia para llegar a sus conclusiones, y que además son las más prestigiosas del mundo en temas de salud mental.

La Organización Panamericana de la Salud, en su reporte llamado “Curas” para una enfermedad que no existe, dice lo siguiente:

  •  “Un profesional de salud que se presta a hacer “terapia reparativa” se está alineando con prejuicios sociales y mostrando una ignorancia crasa en materia de sexualidad y salud sexual.”
  •  “Las llamadas “terapias de reconversión” o “reparativas” carecen de indicación médica y representan una grave amenaza a la salud y a los derechos humanos de las personas afectadas. Son prácticas injustificables que deben ser denunciadas y sometidas a las debidas sanciones y penalidades.”
  •  En sus recomendaciones, afirman: “Las terapias de “reconversión” o “reparativas” y las clínicas que las ofrezcan deben ser vetadas y denunciadas para la aplicación de sanciones que correspondan.”
  • Y también: “Las instituciones que al margen del sector de la salud ofrezcan este tipo de “tratamientos” deben ser consideradas infractoras del derecho a la salud por usurpar funciones que corresponden al sector de la salud y además por causar daños al bienestar individual y comunitario.”

Pueden entrar a leer el reporte en el siguiente link: http://www.paho.org/hq/index.php?option=com_docman&task=doc_download&gid=17704&Itemid%20
La Asociación Psicológica Americana, una de las instituciones de salud mental de más alto renombre en mundo, y líder mundial en investigación de la mente, afirma en distintas secciones de su página web institucional (http://www.apa.org/):

  •  Que la homosexualidad es una variación natural y un aspecto normal de la sexualidad humana, si bien menos común que la heterosexualidad.
  •  Que la homosexualidad o bisexualidad NO representan un desorden psicológico o psiquiátrico
  •  Que en base a muchas décadas de investigación y experiencia clínica, todas las principales organizaciones médicas y de salud mental en Norteamérica han concluido que la homosexualidad y bisexualidad no son desórdenes mentales y representan formas normales de relaciones humanas.
  •  Y que: “No existe ninguna investigación científicamente adecuada que muestre que alguna ‘terapia reparativa’ es sana o efectiva. Más aún, existe una alta probabilidad de que la promoción de estas terapias refuerzan los estereotipos y contribuyen a un clima negativo para las personas LGBT”

Lean cuidadosamente la última frase, y lleguen a sus propias conclusiones de por qué a Julio Rosas le emociona tanto el promover las terapias reparativas.
Al quedar muy claro que estas terapias no sólo no funcionan, sino que intentan ‘curar’ algo que no necesita ser curado, nos encontramos con el real peligro que representan. El/La joven ‘paciente’ es bombardeado constantemente con afirmaciones de que lo que siente es algo malvado que debe ser extirpado, como si fuera un cáncer. Es bombardeado con afirmaciones de que lo que siente es abominable ante los ojos de Dios, y que si actúa en base a sus sentimientos homosexuales va a cometer un pecado tan terrible que corre el riesgo de rostizarse en las candelas del infierno si no cambia. A la misma vez, sus sentimientos no cambian a pesar de los meses o años de terapias… Intenta reprimirse, pero sus sentimientos retornan con furia ante la visión del chico o chica de sus sueños en alguna playa. Se siente culpable y comienza a detestarse a sí mismo, por lo cual su autoestima termina por los suelos. A diferencia de un miembro de alguna minoría racial o religiosa, el joven ‘paciente’ homosexual está solo, pues lo desprecian en su comunidad, su familia lo expulsa e interna en un ‘centro de rehabilitación’, su iglesia lo considera la personificación del pecado y sus amigos le son arrebatados por la fuerza.

Así nunca se va a curar! Y eso, quien sabe si la pobre chica necesitaba cura...

Así nunca se va a curar! Y eso, quién sabe si la pobre niña necesitaba cura…

Ante la futilidad de la terapia, el sentimiento de culpa y auto-odio que genera, y el bajo nivel de autoestima con el que acaban, muchos ‘pacientes’ terminan con depresiones intensas que en muchos casos los llevan al suicidio. ¿Está orgulloso el congresista Rosas de promover algo de esta naturaleza en los salones del Congreso de la República? Los ‘padres de la patria’ deberían dedicarse a proteger a la juventud y no a lanzarlos a los chacales. Ya existen precedentes en otras partes del mundo de leyes que prohíben las ‘terapias reparativas’. Por ejemplo, los gobiernos de California, Nueva Jersey, Illinois y Oregón han prohibido las terapias reparativas para menores de edad, por considerarlas peligrosas para su salud mental. En los siguientes links, pueden leer también el raciocinio detrás de dichas leyes en dos de aquellos estados:
o http://www.njleg.state.nj.us/2012/Bills/A3500/3371_I1.HTM
o https://leginfo.legislature.ca.gov/faces/billNavClient.xhtml?bill_id=201120120SB1172

 

En conclusión: 

Uno puede reprimir su sexualidad en aras de la religión, de la opinión de su familia o de la sociedad, e incluso puede llegar a vivir toda su vida así, mintiéndose a sí mismo y quizás hasta siendo feliz con una vida de represión pues considera más importante estar bien ante la mirada inquisidora de los pastores. Pero debe quedar claro que se trata de represión, y no un cambio genuino en la orientación sexual. Ni Julio Rosas, ni el Dr. Martínez tienen derecho a exhortar a los homosexuales a que vivan una vida reprimida, privados de relaciones amorosas y sexuales en aras de lo que digan sus textos sagrados. Es una vergüenza que desde el Congreso se esté promocionando pseudoterapias que son peligrosas y dañinas para la salud mental de los jóvenes. Rosas y Martínez serán en parte responsables del daño psicológico que causen estas terapias en los adolescentes que son obligados por sus padres a someterse a ellas.