Descreídos Domingo, 24 marzo 2019

Fe y razón. ¿Complementarios?

Escrito por Piero Gayozzo (1*):  Fundador y Sub Director del Instituto de Extrapolítica y Transhumanismo (IET). Órgano de la SSH.

 

Fe versus Razón: no siempre existió tal discusión. Hubo un tiempo en que el único conocimiento válido era aquel que provenía del chamán, del sacerdote, del jefe religioso. Aquello podría haber sido aceptado en tiempos en que el conocimiento científico no había logrado mayor desarrollo, y quien ejercía el poder religioso poseía los recursos para solventarse o acceder a la incipiente instrucción de aquellos años y, naturalmente, combinar lo poco que se conocía con la magia y la fe. Conforme el saber se consolidó sobre la evidencia, la ciencia se forjó y con él un camino que lo separó definitivamente del misticismo. En el siguiente artículo ofreceré algunos argumentos sobre la relación entre fe y razón. Dos conceptos que para muchos se complementan, para otros son antagónicos y que para la minoría se deben mantener como discursos paralelos. Comenzaré definiendo la fe desde un enfoque cristiano y la razón de acuerdo a dos encíclicas papales, Lumen Fidei y Ratio et Fides. Procederé luego a definir la razón para compararlas y buscar una explicación al origen de la fe y la creencia en el ser humano. Finalmente indicaré la relación entre estas.

Luz en la fe

En la Encíclica Lumen Fidei del Papa Francisco I, el actual líder de la Iglesia Católica nos ofrece un significado para la fe [1].

Diferencia tres etapas para comprender la fe: la fe del hombre, la fe de Israel y la fe de los cristianos. La fe del hombre se narra en el mito de Abrahán; momento en que Dios brinda su Palabra al hijo que creó. Lo particular es que la Palabra posee una dimensión biplánica: se configura como un llamado y una promesa. Es el llamado al reconocimiento de Dios y de su verdad, tanto como la promesa de un futuro inquebrantable que asegura la vida posterior a la muerte que ofrece como prueba la vida de Jesús (el Papa menciona que tenían noticias desde el inicio de la Palabra). Esta Palabra le es brindada al hombre como muestra de fidelidad a su creación, motivo por el cual quien crea en la Palabra de Dios es fiel a su rol como hijo que es. La fe, de acuerdo a este razonamiento, es el medio por el cual se “oye” la Palabra de Dios y se logra finalmente “ver” los misterios que la razón no logra resolver, se logra “ver” el misterio de Dios. La fe es igual a creer para ver.

Por otro lado, la fe de Israel, como muestra de su promesa al pueblo escogido, se cimienta en la tradición, en la noticia del cumplimiento de las promesas de Dios a lo largo de la historia, mientras que la fe cristiana es la unión del creyente con Jesús para creer en la resurrección y hallar el amor que diluye el “yo” individual para cuidar del “otro” y ser todos en conjunto uno.

Vale resaltar la consideración que por idolatría se tiene, y es, pues, la adoración hacia lo que se ve, que sirve de pretexto para que el hombre asuma el centro del todo y se oiga a sí mismo, en detrimento de la atención que debiera ser prestada a la Palabra de Dios, ignorando que la luz de la existencia no puede provenir de una parte de esta, sino que debe provenir del todo, que es Dios.

La fe se describiría con el siguiente esquema:

Dios -> Palabra (llamada;promesa) -> Hombre -> fe -> Misterio de Dios

Dios hace un llamado y una promesa a su creación, quien mediante el acto de fe oye la Palabra y descubre el misterio de Dios.

Fe y razón

El segundo documento es la Encíclica Fides et Ratio del papa Juan Pablo II. En este escrito el difunto papa intenta ofrecer una relación entre fe y razón.

Sobre la razón, Juan Pablo II, rescata el valor de recta ratio, o razón recta que es el mecanismo del ser para obtener conclusiones correctas y coherentes de orden lógico y deontológico (sic). Luego, de la fe asegura que esta acoge la Palabra de Dios, recordemos lo mencionado por Francisco, y contiene a la razón por cuanto muestra el camino correcto hacia la verdad. De ello se sigue que la fe sea un tipo de conocimiento que se basa en Dios para acceder a lo que la razón no explica. Concluye resaltando que la fe requiere a la razón para entender su naturaleza y que la razón requiere de la fe para seguir el camino correcto y descubrir los acontecimientos de la realidad a través de los cuales actúa Dios [2].

Dios -> fe -> Razón -> Misterio de Dios

Definiendo la razón

Razonar se entiende como un ejercicio mental, el procesamiento y cómputo de información mental para obtener juicios. En filosofía el racionalismo es el conjunto de escuelas filosóficas para las que basta el razonamiento puro (lógico) para la ciencia fáctica y formal. Por otra parte, el empirismo es aquella propuesta en que la experiencia es la única fuente del conocimiento. Bunge propone una síntesis de estos, el racioempirismo como el mecanismo correcto para interpretar la realidad [3].

En vista de que existen razonamientos válidos e inválidos, definiremos la razón como un proceso que abarca la formulación racioempirista de la realidad (lógica, abstracción y experiencia) para obtener conocimiento y que para ello lo somete a un método (método científico o a conocimiento científico), con el propósito de evitar la subjetividad y lograr la objetividad.

Entonces, la razón implica la concatenación de ideas lógicas, que pueden estructurarse en conocimiento científico para formar juicios de valor. Contrario a ello entendamos la acción de racionalizar, que implica la concatenación de ideas con apariencia lógica, pero trabajando con palabras sin sentido, referencia, ni evidencia científica (ej. “En el principio fue la Palabra” (San Juan) o “la palabra es la morada del Ser” (Heidegger)[3]). Razonar sería un proceso ligado a la ciencia, su método y su filosofía.

Razonamiento (lógica;abstracción;experiencia) -> Experimentación -> Objetividad

Una comparación

Expuestos los conceptos a tratar, procederemos a sintetizar sus ideas.

En su encíclica, Juan Pablo somete la razón a la fe , ignorando que la razón no se puede valer de lo no probado (la fe se basa en la creencia de Dios, entidad cuya existencia no puede ser probada científicamente) o de lo que escapa a la filosofía y a los principios de la ciencia (ontología científica, gnoseología científica, lógica, semántica [3]). El proceso al que aboga Juan Pablo II es al de la racionalización, aplicación aparentemente lógica, mas no científica, en la argumentación para la construcción de proposiciones con que sostener su afirmación. Una suerte de lógica para su ilógica, debido a que Dios de por sí es un concepto que no cumple con el principio lógico de no contradicción ¬(A y ¬A).

Citemos un pasaje de la biblia “Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin” (Apocalipsis 22:13).

A: Dios es el principio

-A: Dios no es el principio

Dios es el primero y Dios no es el primero (es el último), Dios es el Primero y no es el primero.

(Otras paradojas https://www.ateoyagnostico.com/2011/05/30/paradojas-y-contradicciones-dios-no-existe/ )

Si a esto respondiera que Dios es descrito simbólicamente nos hallaríamos ante la narrativa mítica propia de la religión, la cual se interpreta no por sus palabras ni la correlación de cada una de estas con la realidad, sino por la totalidad del mensaje de la narración. Esta se diferencia del discurso en donde existe correlación entre palabra y realidad, sentido y referencia, lógica y verdad [5]. Es tan solo otra muestra de la diferencia entre fe y razón.

¿La razón escapa a los objetos de la fe?

Debido a que la fe se somete a un método contrario a la razón, Francisco menciona que de este modo logra llegar a lo que la razón no puede. Si entendemos por aquello que la razón lo logra entender es probable que se refiera a lo sobrenatural, para lo cual la discusión racional no debe perder tiempo en resolverla por su total falta de cimientos, o a cuestiones morales.

La pregunta correcta sería, ¿Sirve la fe para determinar cuestiones morales? Dawkins diría con certeza que, para empezar, si existiera cuestión que la ciencia no pueda responder, esto no implica que la religión pueda hacerlo en su lugar. Hace hincapié sobre por qué la religión debería responder qué es obrar correcta o incorrectamente si ni dentro de una religión se ponen de acuerdo sus teólogos y peor aún, sin preguntarse de qué religión, qué libro sagrado, qué capítulo, etc. debería ser el guía [7].

Si la fe no sirve para determinar el valor moral de una acción, ¿a qué podemos recurrir? Simplemente a la razón. Mario Bunge haría mención de la existencia de verdades morales, idea que forma parte del realismo moral [8]. Estas verdades lo son, por cuanto existen hechos que por su sentido lógico son morales, como no permitir que la gente pase hambre o brindar atención médica al necesitado, tanto como acciones inmorales, promover la guerra o lucrar con la necesidad básica de un ser humano. No es difícil, mediante la razón, hallar hechos de sufrimiento innecesario que deban ser superados.

¿Poseería esto un trasfondo utilitarista? Si nos avocamos al realismo, menciona que la verdad es la adecuación de las ideas a los hechos. En oposición a la verdad relativa de la fe cristiana (Juan Pablo) y al pragmatismo que vincula la verdad con la utilidad, esta última ignora que a veces se ejecutan acciones sin intención de recibir algo a cambio.

¿Qué es un hecho moral? Un hecho h es moral = h impone un problema moral a una persona en una cultura[3]. Este acontecimiento supondría la existencia de normas morales para resolverlo, y aunque pudieran muchos relativistas indicar que la normativa moral varía de acuerdo a cada tradición, estas se sujetan a un código fundamental común para la humanidad, como los derechos fundamentales descritos en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre.

Y con esto volvemos una vez más al problema. ¿Se respetan estos derechos o verdades morales? La respuesta es: no. En países donde la fe gobierna (interpretación subjetiva de la “Palabra”) suelen afectarse los derechos humanos como el caso de ciertos países islámicos en donde se violan los derechos de la mujer [9] y de la comunidad LGBT.

No olvidemos cómo en Perú el discurso de la fe cristiana afecta el derecho a la igualdad de la comunidad LGBT; para ello basta recordar el ejemplo de la MMM [10].

Pareciera que lo más cuerdo es lo pronunciado por el teólogo luterano Ingolf Dalferth quien lejos de buscar una conciliación de fe y razón opta por separar la maleza del trigo y aducir que Dios y su “santidad” no se corresponden con la naturalidad de esta realidad.

En la comprensión protestante de la fe cristiana, no existe una distinción teológicamente relevante entre lo sagrado y lo profano, lo religioso y lo no religioso, lo sagrado y lo secular, y el clero y los laicos. Más bien, todo en el mundo debe ser juzgado a la luz de la diferencia decisiva entre Dios y el mundo, el creador y la creación, el que es y todo lo demás que podría no haber sido. Ninguna área de la vida y del pensamiento es intrínsecamente más «Sagrada» o «religiosa» que cualquier otra.” [11]

Y a todo esto, un breve comentario sobre el origen de la fe

El origen de la religión y por tanto de la fe y los dioses, posee una explicación que encaja con la teoría evolutiva. La capacidad de adaptación de la mente del ser humano para buscar estrategias de supervivencia nos condujo, al parecer, a la creencia religiosa [6]:

  1. Creamos y buscamos patrones. Buscamos hallar una relación causa-efecto en los acontecimientos circundantes, relación que a veces no existe. Si esta relación no es experimental ni puesta a prueba es la causa principal de las creencias populares: “amarillo para la buena suerte en año nuevo”.

  2. Inferimos intenciones. Reconocer que otros poseen creencias, deseos e ideas que los motivan a actuar ha sido fundamental para la fe . La tendencia a conferirle intención a objetos inanimados. Por ejemplo, al desconocer la naturaleza de los truenos, muchos lo asociarán a la ira de algún ser superior.

  3. Aprendemos por imitación. Este es el origen de la tradición ritualista pues, cuando creamos y buscamos patrones (argumento 1) para acciones que consideramos las causas que aplacan una intención divina (argumento 2), estas acciones se estructuran en rituales y se masifican en el ideario social.

  4. Finalmente, del argumento (1) y (2) se desprende el argumento teleológico: el creer que todo posee un propósito en la naturaleza.

En conclusión, la psicología del hombre lo motivó a pensar de la siguiente manera: Siempre existe una causa que genera un efecto. Aquella causa posee una intención por la que fue realizada. La acción de causa tenía un propósito específico. Si hubo alguna “solución”, esta se repetirá de generación en generación a modo de ritual.

Efecto: Los mares se agitan.

Causa: Poseidón está molesto.

Teleología: Poseidón no quería que la navegación fuera exitosa.

Imitación: Hagamos ofrendas a Poseidón antes de navegar. Alguna de las tantas ofrendas coincidió con una navegación sin problemas. Esa ofrenda es la correcta. Nace un ritual. En este punto se origina la fe .

Feuerbach haría mención de que la fe no es sino la certidumbre absoluta de la realidad, aquello que la razón y la inteligencia niegan, motivo por el cual hace feliz a los hombres [4]. Comentario fundamentado por la psicología moderna que identifica ciertos requisitos o patrones comunes entre los creyentes, la necesidad de: controlar aspectos de su vida, de lidiar con la muerte, de consolar el sufrimiento y de justicia, debido a un pensamiento experiencial o intuitivo por encima de la razón [12]. ¿Sería necesaria psicoterapia o terapia psicológica para superarlo? Puede que la respuesta a dicha pregunta sea motivo de otro escrito.

Conclusión

Para finalizar, ¿son compatibles la fe y la razón? Se ha argumentado que no. Debido a su método, a su referencia y a su alcance, no son compatibles. Es diferente el uso de la racionalización para el sustento de la fe como el intento del Papa Juan Pablo II y de Santo Tomás de Aquino. No obstante, resulta importante mencionar que pese a esta incompatibilidad epistemológica, han existido personajes ilustres cuya contribución al desarrollo de las ciencias fue acertado siempre que no mezclaran el trabajo académico con sus creencias personales, como los casos de Newton y de Mendel.

También es útil recalcar el caso de la civilización occidental durante los siglos de oscurantismo feudal. En estos años la fe fue el mayor obstáculo para el desarrollo de las ciencias. Tenemos como ejemplo un caso célebre, por la afrenta que significó, el proceso legal que atravesó Galileo Galilei tras la publicación de su obra Sidereus Nuncius. En esta, argumentó a favor del modelo heliocéntrico en detrimento del modelo geocéntrico defendido por la Iglesia Católica por aquel entonces.

Identificadas las razones evolutivas que nos han llevado a la creación de dioses, para una persona racional debiera ser sencillo abandonar lo injustificable. Si pese a la evidencia esta necesidad de creer persistiera, podría indicar lo dicho por Feuerbach, que la fe como certeza de un dios que has como propio, que te acompaña y, debido a que te apoya, nada podría estar en tu contra, no sería distinta de la fe en uno mismo. Una fe que se expresa como la apariencia de crear un ser distinto, en este caso a ese dios, para sustentar la certeza que la fe le proveyó sin mayor evidencia [4], concluyendo que, para seguir el camino de fe hacia la razón pueda que exista la necesidad de una terapia psicológica de por medio en el caso de haberse aferrado por carencias personales patógenas o, de no ser ese el caso, un taller de pensamiento crítico y lógica.

Parece que la evolución nos invitó a creer en lo inmaterial y conforme el hombre desarrolló mayor inteligencia, la sola o mera creencia se enfrentó a retos nuevos como los nuevos descubrimientos científicos. Esto generó que la creencia se complejice y busque nuevos fundamentos o argumentos con que compatibilizar sus dogmas. Una vez sabido esto, concluimos que razón y fe no encuentran mayor vínculo que en el hecho de ser propios del ser humano. Es momento de pensar un poco más, abandonar el “creer para ver” y considerar el experimentar para creer.

La fe, como es dogmática, también puede depositarse sobre ideas diversas como una ideología política, la nación, tratamientos pseudocientíficos, hechos sobrenaturales e incluso sobre la ciencia cuando se ignora su naturaleza escéptica y se le dogmatiza. Si existe alguna luz para la humanidad, esta es la luz de la razón que nos podría llevar hacia una sociedad mundial, lejos de banderas, guerras religiosas y diferencias vanas.

Galileo Galileo ante el Santo Oficio del pintor francés Joselph-Nicolas Robert Fleury. El caso del "padre de la ciencia moderna" es un ejemplo característico de la relación fe y razón. La Iglesia condenó a Galileo porque sus estudios contradecían la posición astronómica de la fe cristiana.

Galileo Galileo ante el Santo Oficio del pintor francés Joselph-Nicolas Robert Fleury. El caso del «padre de la ciencia moderna» es un ejemplo característico de la relación fe y razón. La Iglesia condenó a Galileo porque sus estudios contradecían la posición astronómica de la fe cristiana.

Referencias

[1] Francisco. Lumen Fidei. Vaticano. 29 Junio 2013. Recuperado de: http://w2.vatican.va/content/francesco/it/encyclicals/documents/papa-francesco_20130629_enciclica-lumen-fidei.html

[2] Juan Pablo II. Fides et ratio. Vaticano. 14 Septiembre 1998. Recuperado de: http://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/encyclicals.index.html#encyclicals

[3] Bunge, Mario. A la caza de la realidad. Ed. Gedisa. Barcelona. 2007. Pág. 63, 367, 381.

[4] Feuerbach, Ludwig. The Essence of Christianity. Ed. MSAC Philosophy Group. 2008. Edición virtual. Capítulo. 12 pp. 87-97. Recuperado de: http://www.nkprojekt.de/wp-content/uploads/2016/02/ludwig-feuerbach-essence-of-christianity-11.pdf

[5] Bellah, Robert. Religion in Human Evolution. From the paleolithic to the axial age. The Belknap press of Harvard University Press. Cambridge, Massachusetts London, England 2011.

[6] Bridget, Alex. Discovery Magazine. Oct. 15. 2018. Recuperado de: http://blogs.discovermagazine.com/crux/2018/10/15/human-brain-evolution-belief-in-god/#.XGbo_TNKjIV

[7] Dawkins, Richard. El espejismo de Dios. Ed. Espasa. 2007.

[8] Bunge, Mario. Filosofía Política. Ed. Gedisa. Barcelona.

[9] https://www.law.virginia.edu/static/uvalawyer/html/alumni/uvalawyer/f05/damad.htm

[10] https://ojo-publico.com/761/bethel-el-brazo-mediatico-contra-las-politicas-de-igualdad-de-genero

[11] Ingolf U. Dalferth, “Post-secular Society: Christianity and the Dialectics of the Secular,” Journal of the American Academy of Religion 78:2 (June 2010), 317–345, 338 en Peters, Ted. (2018). Playing God with Frankenstein. Theology and Science. 1-6. 10.1080/14746700.2018.1455264. Pág. 148.

[12] https://www.psychologytoday.com/us/blog/the-big-questions/201202/five-causes-belief-in-god

(1*) Fundador y Sub Director del Instituto de Extrapolítica y Transhumanismo (IET). Órgano de la SSH. Contacto: pgayozzo@ssh.org.pe