Descreídos Viernes, 8 diciembre 2017

La ¿Virgen? María

Escribe: Luis Alberto Gregorio, miembro de la SSH

Cuando era niño, discutíamos sobre estos asuntos en casa. Mi madre, en el colegio, formó parte del “ejército de María” y nos contaba las cosas que les obligaban a creer en el colegio, cosas que yo, siendo aún niño, tenía problemas para aceptar. Por ejemplo, la famosa “virginidad” de María y, más aún, su virginidad perpetua, la expresada en el credo que forma parte de la catequesis: “(…) Creo en Jesucristo su único Hijo Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa María siempre Virgen (…)”.

Y es que la iglesia romana se ha empeñado en mantener una mentira sobre ello, aun sabiendo su absoluta falsedad. ¿Por qué? Creo que la respuesta es obvia, pero la diré igual: porque le representa ingentes cantidades de ingresos, simple y sencillo. No hay aquí un “acto de fe”. Hay una burda mentira, nacida de una traducción errónea o manipulada, dentro de tantas fantasías creadas y oscurecidas en el tiempo con la única finalidad de monetizar todo lo monetizable.

Precisamente, la virginidad perpetua de María es un punto de quiebre entre católicos y protestantes. Los segundos son enfáticos en interpretar la Biblia más directamente, y por eso afirman que María fue virgen sólo hasta que tuvo a Jesús.

Precisamente, la virginidad perpetua de María es un punto de quiebre entre católicos y protestantes. Los segundos son enfáticos en interpretar la Biblia más directamente, y por eso afirman que María fue virgen sólo hasta que tuvo a Jesús.

La historia

Todo comienza en Mateo 1,18-23, quien en su evangelio dice:

18Este es el relato de cómo nació Jesús el Mesías. Su madre, María, estaba comprometida para casarse con José, pero antes de que la boda se realizara, mientras todavía era virgen, quedó embarazada mediante el poder del Espíritu Santo. 19José, su prometido, era un hombre justo y no quiso avergonzarla en público; por lo tanto, decidió romper el compromiso en privado. 20Mientras consideraba esa posibilidad, un ángel del Señor se le apareció en un sueño. «José, hijo de David —le dijo el ángel—, no tengas miedo de recibir a María por esposa, porque el niño que lleva dentro de ella fue concebido por el Espíritu Santo. 21Y tendrá un hijo y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». 22Todo eso sucedió para que se cumpliera el mensaje del Señor a través de su profeta: 23«¡Miren! ¡La virgen concebirá un niño! Dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel, que significa “Dios está con nosotros”».

Cuando Mateo habla del “profeta”, se refiere a Isaías 7,10-20:

10Más tarde, el Señor le envió al rey Acaz el siguiente mensaje: 11«Acaz, pídele al Señor tu Dios una señal de confirmación. Hazla tan difícil como quieras: tan alta como los cielos o tan profunda como el lugar de los muertos». 12Pero el rey se negó. —No —dijo el rey—. No pondré a prueba al Señor así.

13Entonces Isaías le dijo: —¡Escuchen bien, ustedes de la familia real de David! ¿Acaso no les basta con agotar la paciencia humana? ¿También tienen que agotar la paciencia de mi Dios? 14Muy bien, el Señor mismo les dará la señal. ¡Miren! ¡La virgen concebirá un niño! Dará a luz un hijo y lo llamarán Emanuel (que significa “Dios está con nosotros”).

15Cuando ese hijo tenga edad suficiente para escoger lo correcto y rechazar lo malo, estará comiendo yogur y miel. 16Pues antes de que el niño tenga esa edad, las tierras de los dos reyes que tanto temes quedarán desiertas. 17Luego el Señor hará venir sobre ti, sobre tu nación y sobre tu familia, hechos como nunca hubo desde que Israel se separó de Judá. ¡Pondrá al rey de Asiria en tu contra! 18En ese día, el Señor llamará con un silbido al ejército del sur de Egipto y al ejército de Asiria. Ellos te rodearán como un enjambre de moscas o abejas. 19Vendrán en inmensas multitudes y se establecerán en las regiones fértiles y también en los valles desolados, en las cuevas y en los lugares llenos de espinos. 20En ese día, el Señor contratará a una «navaja» procedente del otro lado del río Éufrates —el rey de Asiria— y la usará para afeitarte por completo: tu tierra, tus cosechas y tu pueblo.

Como muy bien explica John Huddleston (College of Charleston y profesor de estudios religiosos), el 9 de marzo de 2013 en una conferencia con Richard Dawkins:

“Yo hago toda una clase sobre ese verso, o como le llamo el 7,14 (Isaías). En el texto bíblico, perdón, en el texto hebreo, el texto original, la palabra no es virgen, la palabra es “mujer joven”. La palabra es “almah” (hebreo) y… hay definitivamente un artículo, es decir: “la mujer joven”. En el texto hebreo, el profeta Isaías está parado en la compañía de un rey, aplaude y dice: “Observa a la mujer joven, que está parada aquí, que está embarazada, va a tener un hijo y lo llamará Emmanuel”. Y luego tienes que leer el resto del texto, porque dice: “… antes que este niño sea muy viejo”, o “antes que este niño coma alimentos sólidos”, dependiendo de cómo interpretes eso, “estos dos reyes ante quienes estás con pavor”, los cuales son los reyes Araam de Siria e Israel, “ellos desaparecerán”.

Entonces, en primer lugar: Isaías no habla de Jesús (Cristo o Jesucristo), habla de un niño que nació durante la vida de Isaías, la cual se sitúa aproximadamente en el 765 AEC. En segundo lugar: los textos hebreos más antiguos encontrados hablan de una “mujer joven”, no una mujer virgen. En hebreo, mujer joven es almah y virgen es betulah, de modo que no hay lugar a malas interpretaciones. En tercer lugar, hablemos de Mateo: ¿de dónde sacó lo de “virgen”? Ocurre que los autores de ese evangelio no usaron los originales, sino la Septuaginta, una traducción griega de los anteriormente mencionados textos hebreos antiguos, en la cual se usa la palabra partenos, que es producto de una mala traducción.

¿Es confiable la Biblia?

Y la siguiente pregunta se cae de madura: ¿por qué en griego? ¿No se supone que Jesús hablaba arameo? Parece ser que Mateo no conoció a Jesús. Si se analizan los manuscritos más antiguos de los evangelios, se encontrará que los textos son anónimos y están en griego. Se le asigna a Mateo por una nota al margen encontrada en uno de los manuscritos, lo que no significa que fuese de algún Mateo, y menos aún de alguien que vivió cerca del año 30 EC. El manuscrito más antiguo es de mediados del siglo IV EC, coincidente con la fundación de la iglesia católica por Constantino en el concilio de Nicea (325).

Adicionalmente, cabe resaltar algunos hechos curiosos. Por ejemplo, ninguno de los evangelios habla en primera persona, o se refieren a Jesús en segunda persona, algo que sería natural para quien está hablando de un conocido.  Cabe resaltar también las profundas contradicciones en los relatos. Todo ello lleva a pensar que ninguno de los supuestos autores lo conoció.

Pero cabe preguntarnos: ¿por qué virgen? Para ello debemos situarnos históricamente en una época en la que cualquier hecho más allá de lo normal era considerado como obra de los dioses. Si Maradona hubiese vivido en ese tiempo en Roma, es muy probable que hubiesen dicho que debió ser hijo de Júpiter para realizar sus hazañas. Entonces, a cualquiera que tuviese alguna característica que se le quisiese resaltar se le habría asignado el título de “hijo de” algún dios.

Si leemos mucho más sobre el tema, veremos que a muchos dioses antiguos se les atribuye el nacimiento virginal e incluso el natalicio un 25 de diciembre, si bien es probable que algunas de esas atribuciones sean posteriores a la difusión de los mitos cristianos, o incluso exageraciones o “estiramiento” de términos. Por ejemplo, Atis, hijo de la virgen Nana, nacido el 25 de diciembre; Buda, nacido de la virgen Maya; Krishna, de la virgen Devaki; Horus, de la virgen Isis (aunque está en los textos que Isis tuvo otros hijos); e incluso también Zoroastro (Zaratustra) nació de una virgen. Entonces, ¿cómo Jesús, hijo del “único dios verdadero”, no iba también a nacer de una virgen? No podía ser menos.

El estudioso estadounidense Bart Ehrman ha escrito varios libros sobre los orígenes del cristianismo. En 1993, en "La corrupción ortodoxa de las escrituras", documentó cómo los textos del Nuevo Testamento fueron alterados para ajustarlos a la agenda política de la iglesia. El año pasado volvió a publicar al respecto, con su "Jesús antes de los evangelios".

El estudioso estadounidense Bart Ehrman ha escrito varios libros sobre los orígenes del cristianismo. En 1993, en «La corrupción ortodoxa de las escrituras», documentó cómo los textos del Nuevo Testamento fueron alterados para ajustarlos a la agenda política de la iglesia. El año pasado volvió a publicar al respecto, con su «Jesús antes de los evangelios».

¿Cadena (cinturón de castidad) perpetua?

La invocación católica a la eterna virginidad de María ha sido puesta en entredicho por las propias escrituras. Volviendo a Mateo, en dos ocasiones hace referencia a la familia de Jesús. La primera en 12,46:

Mientras Jesús hablaba a la multitud, su madre y sus hermanos estaban afuera y pedían hablar con él.

Y la segunda, en 13,55:

Y se burlaban: «No es más que el hijo del carpintero, y conocemos a María, su madre, y a sus hermanos: Santiago, José, Simón y Judas».

Estos versículos han sido motivo de largas discusiones, y los católicos suelen recurrir al viejo truco del estiramiento de términos para decir que no se dice lo que se dice, o sea, que “blanco” puede significar “negro” si le ponemos suficientes ganas a la interpretación. Sobre estas líneas específicas, obviamente aducen que la “hermandad” es simbólica y se refiere únicamente a asuntos de doctrina, por más que los términos sean simples y muy directos hacia un contexto familiar (“su madre y sus hermanos”).

Claro, el recurso a apelar a lo “simbólico” es más cómodo que decir que el mismo hecho prodigioso ocurrió otras cuatro o más veces, y que Mateo estaba presentando sólo la primera a modo de resumen para no aburrir con las repeticiones. Sería peor imaginar que el siguiente hijo no vino por una paloma, sino por un alcatraz (a que no me quema), el siguiente por una gaviota y otro más por obra y gracia de un pelícano. Si hoy los memes zoofílicos sobre María están a la orden del día, con más episodios de ese tipo el asunto quedaría más que confirmado, de modo que recurrir a lo “simbólico” era una buena manera de impedir que la imaginación vuele (como las palomas).

Sin embargo, sería bueno que los exégetas amantes del simbolismo leyeran de nuevo los dos últimos versículos del relato de Mateo sobre el nacimiento de Jesús (1,24-25):

24Cuando José despertó, hizo como el ángel del Señor le había ordenado y recibió a María por esposa, 25pero no tuvo relaciones sexuales con ella hasta que nació su hijo; y José le puso por nombre Jesús.

Aquí, el texto evangélico hace explícito que las relaciones sexuales de José con María tuvieron lugar después del nacimiento de Jesús. O sea, José aceptó ser el cornudo más famoso de la literatura, pero sólo hasta que el vástago de su divino atrasador hubiera nacido. Después se aseguró de desflorar en definitiva a su adolescente esposa teniendo sexo con ella “como dios manda” (aunque esa frase suene bastante irónico en este caso).

Entonces, ¿cómo insistir en que María fue y siguió siendo virgen? Este problemilla del sagrado himen nos remite a casos muy antiguos en que los textos resultaban incómodos para la agenda política del momento, de modo que “misteriosamente” los manuscritos eran alterados. Pero en realidad no era algo tan misterioso: la manipulación de los textos bíblicos, en especial los del Nuevo Testamento cristiano, está documentada en muchísimos casos, tantos que no debería sorprendernos que fuera una vieja costumbre de la iglesia. En lo específico a este caso, vale la pena echarle una mirada a cómo aparecen esos mismos versículos finales de Mateo 1 en una versión posterior. Porque las versiones que hemos presentado aquí corresponden a la llamada “Nueva Traducción Viviente” del año 2009. En 2011, se publicó otra traducción, con la novedad de incorporar a todas las confesiones de nuestro idioma, fueran católicas o protestantes. El resultado se conoció como “Biblia Hispanoamericana, traducción interconfesional”, y podemos ver lo conveniente que resulta para invocar que María nunca fue inaugurada oficialmente:

24Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado: recibió en casa a [María] su esposa, 25y sin haber tenido antes relaciones conyugales con ella, María dio a luz a un hijo al que José puso por nombre Jesús.

Listo, con esta traducción queda claro que Jesús nació sin que José cumpliera sus deberes maritales, y no se insinúa absolutamente nada sobre lo que podría haber pasado después. Así, el asunto queda cerrado, tan cerrado como las piernas de María para los católicos.

¿De qué sirve todo esto?

Queda para el final preguntarnos si esta fortuita mala traducción no terminó siendo muy provechosa para una iglesia de obrar claramente misógino, que por siglos se ha encargado de vender la virginidad, particularmente la femenina, como una gran virtud. Una iglesia que únicamente glorifica a la mujer en su faceta de partera de la especie, pero que desde siglos se niega a permitirle formar parte de su clero, aparte de limitar sus derechos reproductivos. Una iglesia que utiliza la demonización del sexo como parte de un discurso de poder, y ya sabemos que el poder político existe para obtener lucro económico. Que en el caso católico, ha sido de mucho más que treinta monedas (peruanos, ¿alguien dijo 37 millones?).

Comúnmente se la representa caucásica, algo que no tiene relación con su ubicación geográfica.

Comúnmente se la representa caucásica, lo que no tiene relación con su ubicación geográfica.