Descreídos Viernes, 19 enero 2018

Francisco no podía venir en mejor momento

Escribe: Iván Antezana Quiroz, director de la SSH

Las casualidades no existen. Si te parece que el clima de recepción al papa no está muy animado, no es por casualidad.

El primer papa latinoamericano llegó al Perú al expirar la tarde del jueves 18. La expectativa no es muy alta, al menos dista mucho del ambiente que se vivía en tiempos de las visitas de Juan Pablo II. Algunos achacan este enfriamiento al ruido político iniciado a fines del año pasado, que ha venido a amplificar el gran marco general del escándalo Odebrecht. Se argumenta que la política ha opacado a la religión.

Sin embargo, la explicación no es tan simple. En realidad, la religión, particularmente la religión organizada, siempre ha sido un asunto de política. En particular, la iglesia católica se ha caracterizado históricamente por involucrarse con los gobiernos de turno, mientras más autoritarios y conservadores mejor. La iglesia, entonces, hace política. Siempre la ha hecho, desde antes de los tiempos de Constantino. De modo que la política no ha opacado a la religión, pues una es el correlato de la otra, son dos caras de la misma moneda del poder.

También se puede pensar que lo más saltante del ruido político actual es la evidencia de la corrupción generalizada en toda nuestra clase política. Que la indignación ante el enriquecimiento descarado a espaldas del pueblo y la impunidad frente a él ocupan la mente de nuestra sociedad actual. En fin, que la corrupción de los hombres no nos permite pensar en los asuntos divinos o del alma.

¿En serio te creíste que el Gobierno "sólo" iba a gastar 37 millones en el papa? Pues no, realmente han sido 45 millones, y eso que no sabemos si son más. Los tan publicitados 37 millones fueron asignados mediante el Decreto Supremo 292-2017-EF, del pasado 12 de octubre. Sin embargo, el 6 de noviembre se ampliaron las partidas mediante el Decreto Supremo 319-2017-EF. Fuente: Congreso de la República (Ley 30693, Presupuesto 2018, 06-12-2017)

¿En serio te creíste que el Gobierno «sólo» iba a gastar 37 millones en el papa? Pues no, realmente han sido 45 millones, y eso que no sabemos si son más. Los tan publicitados 37 millones fueron asignados mediante el Decreto Supremo 292-2017-EF, del pasado 12 de octubre. Sin embargo, el 6 de noviembre se ampliaron las partidas mediante el Decreto Supremo 319-2017-EF.
Fuente: Congreso de la República (Ley 30693, Presupuesto 2018, 06-12-2017)*

Nuevamente, no parece una explicación satisfactoria. ¿Acaso es la corrupción ajena a la iglesia católica? Sería muy largo detallar aquí todo lo publicado sobre el origen de la riqueza de la iglesia en la explotación de los pueblos conquistados, el esclavismo, el tráfico de armas, el tráfico de bebés, el negociado de la caridad, el lavado de dinero, en fin. La iglesia católica tiene un modus operandi que a estas alturas no nos resulta particularmente desconocido.

También se ha mencionado como elemento muy distractor al indulto político otorgado por el presidente Kuczynski al expresidente Fujimori. Al margen de la simpatía que se tenga por ese personaje, el juicio al cual se le sometió cumplió con las formalidades del debido proceso. Su defensa nunca fue obstaculizada, y las acusaciones fueron probadas con cientos de evidencias. En síntesis, fue un juicio justo. Por ello, este indulto político se ha percibido como darle la espalda a la justicia y lo poco que como país teníamos ganado en su terreno. Como haber privilegiado la componenda cortoplacista y el interés particular por sobre el resto de la sociedad. Como mantener la impunidad del poderoso por encima de cualquier consideración.

Por su lado, la iglesia tampoco es un ejemplo de justicia. Ya en el año 177, el obispo Atenágoras calificaba a los abusadores como los peores enemigos de la institución. Novecientos años después, el Liber Gomorrhianus (Libro de Gomorra), escrito por San Pedro Damián, detallaba la amplitud de los abusos clericales («sodomía»), recomendaba duras penas y exigía acciones por parte del papa León IX. El pontífice actuó tal cual uno de nuestros días: felicitó al autor, pero pasó sus informes por agua tibia. Se prefería colocar a las víctimas en el último lugar de las prioridades. Se trasladaba a los violadores a otras diócesis, para que siguieran violando niños allá. Y si los culpables eran puntuales donadores a las arcas vaticanas, todo quedaba en nada. En suma, se daba la espalda a la justicia; se privilegiaban la componenda y el interés particular por sobre el resto de la sociedad; y se mantenía la impunidad del poderoso por encima de cualquier consideración. Libreto conocido, ¿no es cierto? Tenemos entonces que al mismo problema de hace más de 1800 años, la iglesia responde de la misma manera, y los resultados saltan a la vista.

La actuación de Francisco suele situarse en las antípodas de su discurso. Manifiesta vergüenza y contrición ante la profusión de casos de pederastia clerical, pero nunca ha hecho lo suficiente contra los culpables. Sin ir muy lejos, la publicitada «intervención» al Sodalicio, a pocos días de su llegada al Perú, resultó demasiado poquito, demasiado tarde y nada creíble. Sobre todo porque el principal acusado, Luis Fernando Figari, ha sido calificado por el propio Francisco como poseedor del «carisma del espíritu santo» y blindado para no venir al Perú a rendir cuentas. Su gran «penitencia» es vivir en un departamento lujoso de una zona exclusiva de Roma, para que pueda «meditar». Y hace un par de días, en Chile, defendió sin miramientos al obispo Jorge Barros, principal encubridor de los abusos de Karadima y con una responsabilidad mucho más comprobada que la de Figari. Foto: intervención urbana de la Asociación Peruana de Ateos (APERAT) sobre una pared del Ministerio de Trabajo, a espaldas de la Nunciatura Apostólica, el martes 16 de enero por la noche.

La actuación de Francisco suele situarse en las antípodas de su discurso. Manifiesta vergüenza y contrición ante la profusión de casos de pederastia clerical, pero nunca ha hecho lo suficiente contra los culpables. Sin ir muy lejos, la publicitada «intervención» al Sodalicio, a pocos días de su llegada al Perú, resultó demasiado poquito, demasiado tarde y nada creíble. Sobre todo porque el principal acusado, Luis Fernando Figari, ha sido calificado por el propio Francisco como poseedor del «carisma del espíritu santo» y blindado para no venir al Perú a rendir cuentas. Su gran «penitencia» es vivir en un departamento lujoso de una zona exclusiva de Roma, para que pueda «meditar». Y hace un par de días, en Chile, defendió sin miramientos al obispo Jorge Barros, principal encubridor de los abusos de Karadima y con una responsabilidad mucho más comprobada que la de Figari.
Foto: intervención urbana de la Asociación Peruana de Ateos (APERAT) sobre una pared del Ministerio de Trabajo, a espaldas de la Nunciatura Apostólica, el martes 16 de enero por la noche.

También se ha hablado mucho en estos días de la mentira, de cómo nuestros políticos nos prometen algo para, al poco tiempo, hacer exactamente lo contrario de lo que habían prometido. Aún recordamos a quien fue elegido en 1990 prometiendo que de ninguna manera aplicaría un «shock» económico de ajuste. Y hoy día, renegamos de quien ha indultado a ese mismo personaje luego de haber prometido explícitamente no hacerlo. Entonces, como si no tuviéramos suficientes modelos autóctonos de mentira, injusticia e impunidad, el Gobierno peruano despilfarra la bicoca de 45 millones de soles (quién sabe si más) para traernos un modelo extranjero de mentira, injusticia e impunidad.

Ahora bien, de algún modo se puede decir que la coyuntura actual ha opacado la visita papal. Pero no lo ha hecho por oposición, pues en ese caso don Francisco brillaría por contraste. Lo que ocurre es exactamente lo contrario: la coyuntura actual ha opacado la visita papal por redundancia, por ser más de lo mismo. El cabecilla del Vaticano es, en este momento, un ladrillo más en la pared de la ignominia. ¿Tendríamos los peruanos que estar masivamente entusiasmados por eso? Ya tenemos suficiente de dobles discursos para que venga el jefe de una organización que tiene sus arcas llenas, pero predica sobre la pobreza; que vende estampitas de la virgen María, pero mantiene a las mujeres en el último plano de su jerarquía; que pontifica sobre la familia, pero mantiene una agenda de lo más retrógrada en derechos sexuales y reproductivos, que sólo trae fraccionamiento e infelicidad en los núcleos familiares.

Si en el tema de la pederastia el papa sigue el libreto de la minimización y la dorada de píldora, en cuanto a derechos civiles y reproductivos se luce con el clásico doble discurso católico, pero siempre coincidente con su agenda conservadora. Francisco habla bien de los homosexuales, pero no le calla la boca a los cardenales que siguen despotricando contra los gays y la «ideología de género»; predica modernidad y tolerancia, pero su postura sobre el aborto es la misma de la iglesia de hace siglos; y pontifica sobre el amor verdadero, pero excomulga a los sacerdotes que promueven el matrimonio igualitario.

Si en el tema de la pederastia el papa sigue el libreto de la minimización y la dorada de píldora, en cuanto a derechos civiles y reproductivos se luce con el clásico doble discurso católico, pero siempre coincidente con su agenda conservadora. Francisco habla bien de los homosexuales, pero no le calla la boca a los cardenales que siguen despotricando contra los gays y la «ideología de género»; predica modernidad y tolerancia, pero su postura sobre el aborto es la misma de la iglesia de hace siglos; y pontifica sobre el amor verdadero, pero excomulga a los sacerdotes que promueven el matrimonio igualitario.

Cabe resaltar también que vivimos en un mundo globalizado, donde la información viaja muy rápido y es de fácil acceso. Ya no estamos en los tiempos oscuros donde el poder política eclesiástico tenía como uno de sus pilares la censura y el control total sobre lo que se podía o no decir en público. A diferencia de los tiempos de la visita de Juan Pablo II, la Internet nos ha permitido conocer mucho más de los vicios, los crímenes y las contradicciones en general del catolicismo y, por añadidura, de todas las religiones.

Pero, en especial, la globalización informativa hace que los predicadores itinerantes sean una caricatura del pasado sin razón alguna para su existencia. Que en estos momentos haya personas que necesiten de la visita del papa para saber algo sobre la religión católica, es francamente insostenible.

Por último, si entendemos que las acciones vaticanas son puramente políticas, entonces debemos descartar sin miramientos la etiqueta de «viaje pastoral». Francisco viene en momentos en que el catolicismo en el Perú se tambalea y está de bajada, particularmente frente al embate protestante o evangélico fuera de Lima. Por eso visitará Trujillo y una ciudad de selva como Puerto Maldonado. Francisco no viene a darle lecciones de fe a nadie, viene simplemente a marcar territorio, a reforzar el estatus privilegiado de la organización católica por encima de cualquier idea de Estado laico, y a pisotear cualquier investigación de pederastia aunque diga que le da vergüenza, pida perdón o derrame lágrimas de cocodrilo. Desde que llegó al papado, las acciones de Francisco no han estado alineadas con su discurso. Nada ha cambiado en el catolicismo porque, por encima de ser latino o argentino, es un papa católico. Con todo lo que ello representa.

Bibliografía recomendada
Fittipaldi, Emiliano: Avaricia
Frattini, Eric: Los cuervos del Vaticano, El libro negro del Vaticano
Nuzzi, Gianluigi: Vía Crucis
Yallop, David: En nombre de Dios, El poder y la gloria

 

* Enlaces a las leyes:

http://busquedas.elperuano.pe/normaslegales/autorizan-transferencia-de-partidas-en-el-presupuesto-del-se-decreto-supremo-n-292-2017-ef-1576325-2/

http://busquedas.elperuano.pe/normaslegales/autorizan-transferencia-de-partidas-en-el-presupuesto-del-se-decreto-supremo-n-319-2017-ef-1583969-1/

http://www.leyes.congreso.gob.pe/Documentos/2016_2021/ADLP/Normas_Legales/30693-LEY.pdf