Descreídos Martes, 28 abril 2020

Pequeño diccionario de la descreencia – ateo, agnóstico, escéptico…

Escrito por Piero Gayozzo, miembro de la SSH y fundador del IET

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Es muy probable que a lo largo de la historia todas las culturas humanas hayan desarrollado alguna tradición mágica o animista, en su expresión más básica, así como religiosa mística o religiosa teísta, ya sea monoteísta o politeísta. Estas últimas, más complejas que las anteriores, no solo poseen una cosmovisión y/o teogonía, sino una doctrina que describe cómo adorar al o a los dioses, cómo proceder para ser un buen creyente y cómo fortalecer el vínculo con dicha divinidad para ser beneficiario de sus dádivas.

Toda tradición mágica o animista, chamánica o totemista, religión mística como el budismo o el jainismo, al igual que las religiones teístas, son parte de un abanico de sistemas cognitivos que albergan de por sí una ontología sobrenaturalista. Contrario a la descripción de la realidad (ontología) naturalista, la cual afirma que todo cuanto existe y conforma la realidad o universo, es de por sí natural (Llanos, 2019) y, por ende, material (Bunge, 1981); el sobrenaturalismo afirma la existencia de manifestaciones trascendentales que escapan a las reglas de lo natural tales como el sustrato espiritual o divino con leyes especiales como la condena eterna o la reencarnación. De ello se sigue que filosóficamente la postura que niega todo enfoque sobrenatural sea el naturalismo.

Dentro de la concepción sobrenaturalista existe una clasificación de agentes y entidades (fantasmas, ánimas, ángeles, demonios, djines, etc.) por su capacidad de acción y características. Los dioses son, por lo general, los más poderosos y los protagónicos. Si intentamos describir las posturas con respecto a los dioses observamos dos cosmovisiones principalmente: la monoteísta y la politeísta. El (mono)teísmo es una doctrina teológica que afirma la existencia de un Dios Trascendente único y supremo que puede intervenir en el mundo real a voluntad. Podemos, por tanto, describir al politeísmo como la afirmación de existencia y consiguiente creencia en más de un dios.

Quien defiende dichas ideas, en cualquiera de sus variedades, se le suele denominar creyente. El creyente no requiere de pruebas para sostener sus afirmaciones, sino solo de un acto de confianza, un acto de fe. El no creyente, por su parte puede serlo de lo sobrenatural o de una porción de su contenido. A continuación revisaremos algunas de las posturas de la no creencia en lo sobrenatural.

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Ateísmo

A diferencia del naturalismo, la palabra ateísmo es lo opuesto al teísmo, y suele definirse como la negación de la existencia de dios. Esta definición es básica, pero es un punto desde el que podemos partir. Si no especificamos a qué dios nos referimos, un creyente monoteísta o politeísta podría ser un ateo politeísta si niega la existencia de dioses, en el caso del creyente monoteísta o seguidor del llamado Dios “verdadero”, o si niega la existencia de un panteón de dioses distinto al suyo, como lo sería en un creyente politeísta. Un religioso también puede ser ateo, como lo son los algunos practicantes del budismo y del jainismo (Bullivant & Ruse, 2013).

Si nos enfocamos en la creencia del Dios monoteísta, como indica Bueno (2007), es posible negar algunas de sus propiedades. Así surge el ateísmo trinitario, que indica la negación de la santísima trinidad; el panteísmo como una postura que niega la trascendencia de Dios, mas no su omnisciencia; y el deísmo, que es la creencia en la existencia de un dios que no gobierna el mundo, es decir, está presente, existe, pero no interviene, no dicta normas ni se revela.

Para ser más exactos en la definición, contemplaremos el ateísmo como una postura ontológica (sobre lo que existe), un estado psicológico (lo que el sujeto cree) y un enfoque epistemológico (sobre el conocimiento). De acuerdo a su definición como postura ontológica, el ateísmo sostiene que el enunciado “dios existe” es falso (Kurtz, 1993), es decir niega la afirmación teísta de que dios existe. El ateísmo como un estado psicológico es la ausencia de la creencia en Dios o dioses (Bullivant & Ruse, 2013) y como enfoque epistemológico es la aceptación del naturalismo y el consecuente rechazo de los dogmas religiosos que pretenden dar por verdaderas algunas creencias sin sustento, prefiriéndolas antes que las explicaciones y evidencias de la realidad (Harris, 2005). Esta última también incluye la imposibilidad de conocer la idea de dios de manera total o parcial (empleando la razón) como afirman los apologetas.

El ateo dogmático, como lo llama Kurtz, o ateo positivo, según Bullivant et al., es aquella persona que niega la existencia de Dios o dioses sin recurrir a argumentos válidos, es una negación infundada, igual de perniciosa que el fanatismo religioso. Es decir, acepta ciegamente la postura ontológica del ateísmo. Este ateísmo es un estado psicológico que en su mayoría rechaza a la religión de manera radical. El ateo positivo es, en otras palabras, la ausencia de creencia en Dios y la creencia de que Dios no existe (Bullivant & Ruse, 2013).

Por el contrario, se define como ateo negativo al estado psicológico según el cual la persona, el ateo, presenta una ausencia de la creencia en Dios o dioses. La aceptación de esta postura ontológica puede deberse a la consideración de que la mera idea de dios es un sinsentido. De ser así, este ateo negativo puede ser nombrado ignóstico. Según Kurtz, para el ignóstico la poca claridad o ininteligencia del lenguaje relacionado a dios, vuelve la idea de dios como un constructo no sostenible. La recurrencia a conceptos vacíos que no tienen referentes empíricos y carecen de significación torna obsoleta la idea de dios.

El ateo negativo que muestra una ausencia de la creencia de Dios o dioses a la vez que acepta el estatus epistemológico científico naturalista, lo que lo motiva a hallar poco convincente o no creíble la creencia en Dios, y que para fines prácticos asume la alta probabilidad de que la postura ontológica de que “Dios no exista” sea cierta, es el escéptico. Una denominación que suele ser preferida por los Humanistas seculares (Kurtz, 1993). Esta es una forma de ateísmo no dogmático. Se trata de un ateísmo escéptico o humanismo ateo.

Es importante agregar que Bueno identifica una variación interesante del ateísmo negativo, una postura intermedia entre el ignóstico y el ateísmo no dogmático: el ateísmo esencial total. Para la teología natural tradicional la esencia de dios implica su existencia, de manera que el ateo esencial total al negar la idea de dios, no solo niega la esencia total divina sino que niega la existencia misma de dios.

Agnosticismo

La postura intermedia entre el teísmo y el ateísmo es el agnosticismo. El agnosticismo puede definirse como la suspensión del juicio sobre la existencia de dios (Bueno, 2007) producto de la consideración de que no hay pruebas suficientes para concluir si dios existe o no (Kurtz, 1993). De esta manera, el agnosticismo es solo un estado psicológico que no toma partido epistemológico en la discusión sobre si los argumentos de que dios existe son cognoscibles o no (Draper, 2017).

También se define como agnóstico fuerte al incrédulo, es decir, a quien considera que la existencia de dios es poco probable. De esta manera, el ateo no dogmático o humanista ateo puede también referirse a sí mismo como agnóstico fuerte, mas no es una relación a la inversa.

A la taxonomía de la no creencia, Bueno agrega el agnosticismo positivo como la duda sobre las religiones, sus doctrinas, parafernalia y ritos. Este tipo de agnóstico podría ser teísta o deísta, puesto a que para lo que realmente no haya sustento es para la viabilidad de una doctrina o revelación divina, mas no para la existencia de dios.

Para concluir

Pese a la gran variedad de ramificaciones, el ateísmo que forma parte del Humanismo Secular es aquel que se inspira en la Ilustración, que recurre a la ciencia para entender la naturaleza, que emplea la razón para mejorar la vida de las personas que consideran que no hay evidencia para afirmar la existencia de Dios o dioses ni para apelar al misticismo, a la revelación divina o a milagros que se erijan sobre experiencias extraordinarias no corroborables, así como afirma que no hay evidencia de la preexistencia o continuidad del alma una vez muerto el cuerpo (ni inmortalidad ni reencarnación) (Kurtz, 1993). Este ateísmo es el ateísmo no dogmático y es el que debemos enarbolar quienes nos consideramos no creyentes.

Si bien no es posible afirmar contundentemente si algún dios existe o no, lo que podemos hacer, si buscamos una posición coherente, objetiva, racional, metódica y con fundamentos para comprender la realidad, es recurrir al conocimiento científico.

Solo adentrándonos en el funcionamiento del método científico y en el trabajo de la comunidad científica, podremos evaluar la evidencia que esta nos provee, así como sus enfoques epistemológicos e inclinarnos por aceptar que existe gran probabilidad de que lo sobrenatural, en cualquiera de sus formas (dioses, Dios, ángeles, animales mitológicos, etc.) no exista. De aceptar la evidencia científica en general y no de manera parcial, como hacen los religiosos que sostienen que la religión y la ciencia son compatibles, podremos definirnos, para usos prácticos, como ateos y más específicamente como ateos no dogmáticos. Si defendemos la ética científica, por ende el humanismo, podemos considerarnos no solo ateos, sino como humanistas seculares.

Piero Gayozzo.
Contacto: pgayozzo@ssh.org.pe

 

Referencias

Bueno, G. (2007). La Fe del Ateo. Las verdaderas razones del enfrentamiento de la Iglesia con el gobierno socialista. . Madrid: Ediciones Temas de Hoy.
Bullivant, S., & Ruse, M. (2013). The Oxford Handbook of Atheism. Oxford: Oxford University Press.
Bunge, M. (1981). Materialismo y Ciencia. Barcelona: Ariel.
Draper, P. (02 de Agosto de 2017). Atheism and Agnosticism. Obtenido de Stanford Encyclopedia of Philosophy: https://plato.stanford.edu/entries/atheism-agnosticism/#DefiAgno
Harris, S. (07 de Diciembre de 2005). An Atheist Manifesto. Obtenido de Sam Harris: https://samharris.org/an-atheist-manifesto/
Kurtz, P. (1993). Toward a New Enlightenment. Estados Unidos: Transaction Publishers.
Llanos, H. (2019). ¿Qué es el naturalismo en filosofía? Instituto de Extrapolítica y Transhumanismo.